miércoles, 3 de junio de 2009

DEMASIADAS DESPEDIDAS SON PERJUDICIALES PARA LA SALUD

Hoy estoy celebrando dos despedidas, y para estar celebrando, son las 12 de la noche y estoy en mi casa escribiendo con cara de muerto, sin alcohol en las venas y sin siquiera lágrimas. Esta mañana, con la entrega de mi último trabajo di por finalizada mi carrera (sé que aún no tengo el titulo, pero para mi ya he acabado). Sé que estaba deseándolo, pero aún así ahora siento cierta nostalgia, y recuerdo aquella primera semana, la ilusión cuando aún no sabía como era realmente el trabajo social profesional, la gente buena y mala que conocí, la vida de estudiante, las jarras, las noches sin principio ni fin, aquella casita debajo de las cervezas Alhambra… Y hace 15 minutos he despedido a Ibon, el vaskito al que conocimos demasiado tarde y del que nos encariñamos demasiado rápido. Con él hemos vivido momentos tan importantes como la noche de los punkis que bailaban vallenato o aquella tan loca en el karaoke. Y de repente, adiós vasquito, cuídate, nos volveremos a ver. ¿Sí? Debería ser así, vamos a vivir en el mismo país… Pero igualmente, en menos de lo que dura un parpadeo se ha evaporado, dejando atrás solo él sabe cuantos recuerdos, momentos, personas… En un instante, adiós, game over. No es tanta la tristeza por la despedida, pues sé que no es definitiva. Es la sensación de no poder controlar el tiempo, y la necesidad insana de lograrlo. Poder moverlo adelante o atrás según mis necesidades o mis caprichos, poder detenerlo y hacerlo correr. Pero creo que más que eso, me gustaría poder estirarlo. La vida es tan corta pero tiene tanto para vivir… Sé que es redundante, pero yo sé lo que me digo. He vivido 20 años hasta ahora; puede que mañana me atropelle un carro o que muera a los 90 años dormida en mi cama. En ambos casos, creo que el tiempo no me alcanzaría. Hay demasiados libros que nunca voy a leer, canciones que no podré escuchar, países en los que no viviré ni visitaré, personas que no voy a conocer, sentimientos que no voy a experimentar, sabores que no voy a probar…Demasiadas experiencias y sensaciones para una sola vida humana. Y me angustia esta evidencia, aunque sepa que si no fuera así las cosas que si puedo vivir no serían tan intensas. No me importa, quiero poder vivir mucho pero también intensamente, y al parecer hay que elegir y no es justo, no lo es. Quisiera poder estar aquí y allí a la vez, que pasado, presente y futuro se pudieran fundir. Y estoy aquí y ahora, gastando valiosos segundos en estas divagaciones sin sentido ni finalidad. Y el tiempo sigue corriendo, creando y destruyendo, controlándonos y haciéndonos creer que somos nosotros quienes lo controlamos.



Detener el tiempo- Nacho Vegas

De pequeño frente a un calendario pregunté:
"En diciembre, el 31, ¿se acabará el mundo?"
Todos se rieron, yo no sabía por qué.
"Algo más”, oí, “nos queda un poco más".

No me convenció y fui hasta el reloj de la pared.
Si no le doy cuerda, entiendo, lograré parar el tiempo.
Se lo comenté a mi hermano y, él mirándome,
"¿para qué?" me dijo, "¿para qué?".

Por primera vez sentía el miedo de verdad
y aún entonces ya sabía que no me abandonaría.
Y soñé con una multitud siguiéndome
que me gritaba "El tiempo no se puede detener".

Un buen día un carro se detuvo junto a mí,
conducían camaleones de los que ponían canciones
y con ellas decidí que iba a ser capaz
de disponer de toda la eternidad.

Y crecí tratando en vano de desentrañar
todo lo que el miedo esconde
y yo me hundía en el "Blonde On Blonde"
haciendo que los días me duraran mucho más,
mucho más, lo juro, mucho más.

Y aunque el miedo se volviera a manifestar
para entonces ya sabía que no me abandonaría,
y entre libros y canciones un día pensé
que tal vez el tiempo se podría detener.

Ahora escribo mis canciones y me refugio en,
unas veces, cosas puras y, otras, las drogas más duras.
Sé que no es perfecto pero hoy sí puedo afirmar
que queda más, que queda mucho, mucho más.

Tan presente como el miedo se hizo la verdad
y ahora que los tengo enfrente sé que seguirán ahí siempre.
Y aunque sigan multitudes persiguiéndome,
ahora sé que el tiempo se puede detener,
ahora sé que el tiempo se puede detener…

http://www.youtube.com/watch?v=BO4ZG45Gh-A

2 comentarios:

  1. tu esperiencia en bogotá t a demostrado k se puede vivir mxo e intensamente!! solo tienes 20 añitos, t lo digo d otra forma.... t kedan 8 años para tener mi edad...8 años!!! tu sabes la d momentos increible , la d sitios k puedes ver, la d gnte k puedes koncer.... si en 4 meses as vivido tanto , aun t keda mxisisisimo mas x vivir, solo tienes k kererlo y exarle el koraje k asta aora le as exado a la vida! no t rindas! y vive tu sueño.... 1 beso enorme!!

    ResponderEliminar
  2. Tus palabras me llevan a ti, a sentir lo que tu has podido sentir aqui en Bogota y lo que yo he sentido... caminos diferentes, sensaciones diferentes que se unen de la mano de una casteña o quizás de un aguila en aquel bar de la 19, que se ha convertido para ti y a veces para mi en refugio de lagrimas, de besos endulzados, de meláncolias camufladas en una vaga sonrisa, de sueños confusos, y de alas que crees tienen fecha de caducidad. Te recuerdo los primeros dias y te veo ahora, más mujer que antes, quitándote la máscara del miedo y de la autocrítica para verte tal y como eres reflejada en las miradas de aquellos que te quieren porque han descubierto en ti alguién muy especial. Coje las herramientas que aqui has encontrado y llevatelas allá donde vayas, no la dejes bajo llave por si vuelves porque puede que se oxiden, sé fuerte y mira hacia delante, la vida tiene tanto que ofrecerte y tu a ella...recuerda que lo verdadero siempre está ahí, que todo cambia sí, pero por eso la vida es emocionante, vivir en una constante quietud sería horrible...tus lagrimas son prueba de que lo que has vivido aqui es verdadero, que algo en ti ha cambiado, igual que algo ha cambiado en aquellos que te conocieron sin marcaras...sé feliz por ello.
    te quiero pekeña locuela, esta siendo un placer vivir esta experiencia a tu lado..
    Gracias

    ResponderEliminar