domingo, 17 de mayo de 2009

Penas con Rumba

De los fines de semana bogotanos memorables, este sin duda está en el top five. No sabría explicar porque. Tal vez podría ser porque el viernes fui a clase de 7 a 5 sin haber dormido. O porque sin remedio no podría haber cobrado sentido sin la noche del sábado, o puede que la razón sea haber descubierto que las grullas son buena medicina para las lágrimas. El caso es que he vivido por fin la primavera, Mayo es un buen mes para sonreír. Me ha gustado prácticamente todo este fin de semana, y con lo exigente que yo soy eso es decir mucho; de hecho, para ser domingo he sido casi feliz. Digo casi, porque odio los domingos, y este no iba a ser menos.

Resumiendo: el viernes acabé con Támara en el septimazo y en bardo (para variar) haciéndole grullas y hablando por hablar, buscando cualquier excusa para no ir a dormir. Aun así tocó irse, ya que el sábado a las 10 había un taller de percusión, al que por cierto fuimos dos de las numerosas 3 asistentes, lo cual es ridículo, pues estuvo bastante bien, y pensamos repetir. Después de eso ella fue sin éxito a poner una lavadora (aclaración: yo voy a la lavandería, pero lo suyo es increíble: a ellos les llevan una lavadora a casa, lavan la ropa, y luego la devuelven!!ay Locombia Locombia…) y a la noche vino a casa, compramos un vino chileno y lo compartimos con un Andrés salido, una Ingrid silenciosa y una Arcángela llorosa, entre risas, anécdotas vergonzosas y canciones. Cuando el vino se acabó, los pies nos llevaron solos a bardo, donde nos encontramos con Ibon (para mi, Julio) el compañero de casa vasko de Tamara, y nos tomamos unos tequilas de pie, estorbando como siempre. Con el amigo euskera decidimos ir a la tienda de doña Ceci en busca de cierto conocido un tanto peculiar, y allí, mientras esperábamos, continuamos bebiendo cerveza y tequila al son de la música de la rockola. Allí enseñé a Ángela a hacer grullas, y conseguí hacerla sonreír a base de esfuerzo, carteras huidizas y pegatinas de jet. Más tarde volvimos a Bardo, aunque anoche, por alguna extraña razón, no había allí, a pesar de estar casi vacío, un lugar para nosotros. A pesar de eso nos sentamos a tomar más tequila y más cerveza, y a jugar al okalimotxo (por cierto, Ibon nos sigue debiendo un baile sexy) hasta que este último tuvo la genial idea de ir a una especie de CSO (aunque no era okupado, era más bien un club privado) en el que un grupo de punkis de postal que no conocían a la Polla Records mezclaban Non servium y ballenato. Desde luego, esa experiencia cambió nuestras vidas para siempre, y redescubrimos Bogotá en una sola noche. Éramos el vasko, la madrileña, la bogotana y la andaluza más alucinados del mundo, de eso estoy segura. La vida nos hizo acabar maullándole a Angela en la séptima mientras ella nos despreciaba y se iba en un taxi al encuentro con el amor de su vida. Los supervivientes nos dedicamos a buscar trago de camino a mi casa sin éxito, y como es tradición despertamos a Andrés para que nos acompañara un rato en el salón, antes de irnos a poner estrellitas en mi cuarto, que se apagaron cuando desperté y me di cuenta de que no las había colgado quien yo soñaba.
Hoy ha sido un domingo acorde con el resto; hemos amanecido enguayabados, he preparado el desayuno y nos hemos puesto a ver al cómico suicida mientras aprovechábamos una vez más la plancha de Ingrid. No sé porqué, pero me he sentido como en mi primer año en Granada. Ibon y Támara me han invitado a comer a su casa, aunque en vez de eso nos hemos tumbado al sol en su maravilloso patio (lástima que se hayan borrado las fotos). Por la tarde, de nuevo nos hemos refugiado en los brazos de Bardo al son de sin remedio, el cual hemos parafraseado unos cuantos ante el micrófono.
A pesar del guayabo, de ciertas ausencias y de que odio los domingos, este ha sido un fin de semana pseudo perfecto, enturbiado, eso si, por la perspectiva del viaje de vuelta que me persigue a toda velocidad y que comienza a alcanzarme, sin remedio.

Para terminar, os dejo con algo que me escribió anoche Angela entre tequila y tequila:

“Ah! Esta chica automática que transforma en grullas mis lágrimas…Que trastoca mi tristeza con tequila…que me consuela el alma con sus besos en la frente… “Protect me from what I want”.
Ah! Esta otra alma de la mía que atraviesa el mundo como yo! Así sea en trenes de islas, así sea en ciudades de pegatinas rojas…”












1 comentario:

  1. penas kn rumba dices..... ojalá todas las penas se pasaran kn esa karika d felicidad y pasndolo tn bien kmo lo hces tu!! me alegro un montón k pases dias memorables.... mas k t mereces!! 1bsako y sigue asi!! ^^

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